martes, 6 de mayo de 2008

LA TEORIA DEL TRAUMA

"No sabés tratar a las mujeres!" -acotó hoy la mujer barbuda- Verán... la mujer barbuda es esta chica que trabaja conmigo (una de tantas). No es del todo fea; tampoco es atractiva, aunque hay que reconocer que tiene su sex appeal.
Desde el momento en el que sentó un pie en la empresa, no hemos hecho más que pelear. Alguna frase hiriente por acá, algún comentario sarcástico por allá... es nuestra rutina y en cierto sentido nos entretiene. Es una de las pocas que me devuelve los insultos y hasta lo hace con cierto nivel.
Según recuerdo, yo no era de ponerle sobrenombres a las personas. Mucho menos a las mujeres (sabiendo lo inseguras que son con respecto a su imagen).
He de reconocer que desde hace un tiempo no vengo siendo el mismo. Ciertos desengaños amorosos me han ido "cambiando" y... y... estoy mintiendo. Nada "me cambió", yo cambié por responsabilidad propia. El resto es mera excusa. Bueno, digamos que mi primer encuentro con una mala mujer me abrió un poco los ojos y el segundo me ayudó a generalizar los rencores hacia toda la especie femenina.
Voy a reconocer también que con mi nueva actitud, pagarán justas por pecadoras, pero que le vamos a hacer; en parte me gusta mucho mi nuevo yo, aunque esta personalidad de ahora me haya ahorrado unos buenos encuentros sexuales, ya que muchas sienten repulsión hacia mi persona hoy por hoy.
No se, no se... cosas que generalmente les dejo pasar a los varones, a las mujeres no se las perdono ni aunque los arcángeles en persona pretendan obligarme. Comentarios, gestos, señas, actitudes... todo eso me da pie para comenzar mis batallas personales con el sexo opuesto.
Hoy es martes, mi primer día laboral de la semana (tengo franco domingos y lunes).
Han de entender, amigos lectores, que odio (ODIO) levantarme temprano. Lo detesto. Por motivos de fuerza mayor, me ví forzado a cambiar mi horario laboral, lo que implica que he de despertar en horas en las que prefiero seguir durmiendo.
Esta nueva rutina me deja poco tiempo para el aseo personal, desayunar, despavilarme, etc. Hago tiempo para bañarme, comer algo y correr a ese trabajo tayloreano en donde cada segundo se mide milimétricamente (lo que implica que una llegada tarde es igual a que te corten la mano derecha).
Bajo en la parada del colectivo a 6 cuadras (luego de que el chofer parara en el medio del recorrido para comprar su seven up y sus criollitos¿?) lo que quiere decir que el tiempo perdido por él, he de recuperarlo yo en las corridas mortales. Firmo entrada, muestro mi credencial a todos esos policías frustrados que son guardias de seguridad en la empresa, el ascensor ya está lleno, lo que me obliga a tomar las escaleras a las corridas y llego justo a tiempo para abrir todos los programas que esperan a ser utilizados.
Después de semejante voltereta, a que no adivinan ¿qué fue lo primero que dijo la hiena barrios? (otra compañera a la que no le conozco el nombre y como tiene cara de hiena...). -La muy estúpida me dice "ja, ja, mirate los pelos" -yo sentía la cólera emerger en todo mi ser. Al menos podría haber saludado... o reido como hiena, algo, no se- "no importa" -le digo- "mientras estés vos presente, sigo sin ser yo el del aspecto más extraño". Ella contesta "¿Cómo? No entiendo... " -mientras abre bien los ojos como intentando captar más información- "me imaginaba. Después de todo sos rubia natural" -le digo- No hay caso. Sigue sin entender. Es casi tan inteligente como el animal al cual le debe el nombre.
De lo lejos aparece 10 y 10. Chica atractiva, pero bastante chueca para caminar. Tiene los pies en disposición de V... como cuando el reloj marca las 10.10 Generalmente no me saluda, pero hoy atinó a decirme "¿intentando despavilarte?" mientras yo bebía mi speed (no tomo café). Le supliqué que dejara su carrera y se metiera a estudiar para detective. Realmente es una chica brillante. Ya que estábamos con eso de las preguntas obvias, le pregunté si de por casualidad no tenía las manos de perón en la boca. Contestó que no... asumo que mentía, puesto que su aliento indicaba otra cosa.
Por demás, el día estuvo tranquilo... diría que laboralmente hasta fue entretenido. Lástima que la brasilera del otro lado tuvo que darme charla justo cuando me estaba por ir.
Di la vuelta a la isla de mi box, simplemente para saludar a big R (el player, el langa, el que DICE que se las hace a todas) y ya que estaba, para escupir ácido sobre la mujer barbuda, a ver qué me contestaba hoy. No llegué a realizar el interminable saludo con big R, cuando de la nada aparece esta muchacha brasilera cuyo nombre desconozco y cuyo apodo no he inventado. Me preguntó si yo me alargué o si la remera se achicó.
Les explico: la remera que hoy encontré, fue la más arrugada en el cajón de las camisetas. Fue mi remera de gimnasia durante el secundario... es decir que al menos tiene como mínimo 8 años. No importa, ya me iba y como afuera estaba frío, saqué mi buzo. Cuando me lo estoy poniendo, la muchacha en cuestión me dice "si, mejor ponételo, porque esa remera..." La frase quedó inconclusa, pero no por la obviedad del estado de mi prenda, sino porque otra acotación siguió con referncia a mi buzo. Ese buzo que todos tenemos que es bien viejo pero más abrigado que cualquier otra cosa en el clóset.
No tuve ganas de explicarle mi atareado itinerario ni las vueltas que tengo que dar para llegar a horario a un trabajo que no me invita a llegar muy temprano y del poco tiempo que planeo invertir en elegir qué ponerme. Tampoco tuve ganas de buscar defectos en su vestimenta y muchísimo menos tuve ganas de quedarme callado. Solo le dije que ella opinaba de mi vestuario, cuando yo jamás hice comentario alguno acerca de la porra de vellos púbicos que ella ostentaba por cabellera. Iba a ir un paso más allá haciendo mención a su cara de mono, pero creo que se me fue la mano con la primer contestación.
Lo loco de todo esto es que no siento remordimiento ni culpa.
Tras 15 minutos de sesión barata con la gente que atestigüó el momento, muchas de las féminas que conmigo trabajan, arguyeron que algo feo me tuvo que haber pasado con alguna mujer, para que yo me convirtiera en el misógino que hoy soy.
Luego de un rato perdí el interés y al retirarme, se escuchó el planteo más equivocado de todos: "no sabés tratar a las mujeres!", acotó hoy la mujer barbuda.

3 comentarios:

Fabri dijo...

Querído amigo, este comentario no aplica solo a la "teoría del trauma", sino también al post que hiciste el Sábado y Domingo. No voy a decir si comparto o no las opiniones, nada mas diré que entiendo perfectamente y que me deleité con la narración. Arriba con los posts Gunazo, high five. Fabri.

Anónimo dijo...

q te puedo decir amigo, yo tengo la misma remera guardada en el cajon y arrugada de la misma manera y de vez en cuando la uso jajajaja....sos un grosso!
sos un exquisito de la redacción, nada de lo q leí tiene desperdicio..
un abrazo!
dario.

M.Angeles dijo...

tal como prometi, leo y comento...
y deja que yo agarre a la brasilera!
es que debemos venir con un chip defectuoso que nos hace creer que estamos a salvo de defectos propios al señalar los ajenos(parece que el chip tambien incluye el concepto que cuanto mas *sarcastico logre ser el comentario, mejor funciona el mecanismo de defensa)
-notese que *sarcastico, aplica solo como metafora, si llego a conocer una mujer con cierto nivel de sarcasmo bien logrado, le hare las reverencias del caso-

en fin, creo haber superado el defecto de fabrica, pero puede ser solo otra aplicacion, haciendome creer que no soy como ellas....

besos...y duro con ellas!