miércoles, 24 de febrero de 2010

INSULTO Y REDENCIÓN

¿Cuál sería la naturaleza del placer para el Cristianismo? ¿Es bueno? ¿Es malo, pecaminoso?
¿Y qué papel juega el sexo en todo esto? ¿Expresión de amor? ¿Tentación de la carne?
Después del Limbo, el de la lujuria sería el segundo círculo (el primero del infierno) según nuestro estimado Dante... cabe aclarar que por tanto, es el pecado menos grave.
Sin embargo, todavía se debate enardecidamente el sentido de la virginidad de María y hasta Eurínome hubo de carecer de pareja sexual, siendo fecundada sólo por Bóreas, el viento del norte. Tal vez se trate algún conocido del Espíritu Santo.
Calculo yo que lidiamos aquí con meros símbolos en detrimento; expresiones iconoclastas de un lenguaje en decadencia: el de la metáfora.
La mujer, al igual que el sexo, siempre ha jugado un papel un tanto confuso en los textos sagrados. Ella ha perdido gran parte de sus atributos humanos y se redujo a meras partes aquello que es tan incomprensible en cuotas como en su totalidad... no me cabe duda que lo anteriormente "explicado" obedece a algún fin. Evidentemente, todos tendemos a considerar la femineidad dependiendo de las circunstancias. Santa, trola, mosquita muerta, gata, perra, yegua, divina, histérica, santurrona, simpática, romántica, ama de casa, trepadora, madre... virgen.
¿Qué insulto es más difícil de tolerar para un hombre? ¿Aquel que va dirigido a su propia persona o aquel que se ensaña contra su madre?
Y a la hora de elegir una pareja a la cual presentar en la casa... ¿se opta por la que sexualmente despierta todas nuestras fantasías instintivas o por aquella que aparenta portar un semblante angelical?
¿Reconoceríamos abiertamente que de hecho establecemos distinciones entre "la que está buena" y "la bonita"?
Creo que la Biblia en algún punto se ocupó de ello. Eva, la tentadora, la seductora, la pecadora. María, la inmaculada, la virgen... LA MADRE. (Ya se, ya se... Eva también fue madre, pero esto obedece únicamente a fines didácticos).
Y es así que llego a determinar que todo aquello que sostuve como impuro y malévolo en la mujer, conforma parte de todos esos seres que algún día se convierten en nodriza.
Es cierto, mi odio contra todo lo que implica ser mujer, en algún punto desvirtúa o aisla ese concepto: son humanas y como tales, tienen sus defectos, no se les puede pedir más. No pueden separarse de lo que les es inherente.
Sin embargo, yo no hube de encontrar absolutamente TODO repugnante en una mujer, sino sólo su egoísmo. Sostengo y sostendré durante un muy buen tiempo, que las mujeres son egoístas y que nada les impide aplastar a quien sea que tengan al lado para salirse con la suya... pero a partir de ahora, me pregunto: ¿es realmente eso tan malo?
Una mujer que se ama poco... ¿tiene amor que traspasarle al hijo?
Ese "exceso" de autocariño ¿no sería a caso un reservorio de sentimientos para otro ser?
Después de todo, una vez que una mujer se convierte en madre, directamente lidiamos con otra persona. ¿Quién sino una madre está dispuesta a sacrificar su vida por su prole?
Bah, no se... a esta altura ya estoy delirando y debo estar haciéndolo con la plena convicción de que por un buen tiempo, este blog no verá nada nuevo y por tanto, me dejo llevar por la improvisación. He decidido que con esta entrada me despediría de todos aquellos que supieron entrar por un tiempo, pero uno nunca sabe... a lo mejor mañana me llevo un chasco con alguna fémina y por tanto habré de regresar a defenestrarla por este medio... todo es posible.
Estoy con la idea de empezar otro blog destinado a cosas distintas... tal vez recetas de cocina, tal vez de ciencia ficción... (los mantendré al tanto)...
Me despido entonces con la tesis de que cada vez que vean a una mujer que se adora, probablemente estén en presencia de aquella desgraciada que el día de mañana haya de tornarse el ser más dulce y compasivo para con su descendencia. Tal vez me equivoque, tal vez se trate de una simple egomaníaca dispuesta a todo con tal de sacar ventaja... pero deseo creer por una vez, que las mujeres tienen algo bueno para dar y que no quieren llevarse con ellas,todas sus riquezas (y las de los demás) a la tumba.
Con ello ya dicho, me encamino hacia la nada, hacia un mundo en donde existen distinciones de raza, credo, clase, nacionalidad y género. Sólo que esta vez, yo no seré vocero de ninguna diferencia.
Bueno, me despido entonces con un insulto que sabe aunar dos mudos separados: la pecadora y la santa: vayamos todos a ¡LA PUTA MADRE!