viernes, 23 de mayo de 2008

BASADO EN HECHOS REALES (2ª parte)

"No le digas a nadie en el trabajo, por favor" -arguyó ella en modo casi suplicante- Por algún motivo me pareció buena idea y decidí hacerle caso.
Nunca entendí muy bien el mecanismo que rige el psiquismo de una mujer al momento del "encontronazo". Cuando un hombre tiene su primer encuentro sexual con una mujer, la idea que lo motiva en ese momento es una y una sola: DESLUMBRARLA.
Cualquier truco que conozcas, cualquier cosa que vos creas que es de tu inventiva o cualquier maniobra de tu pripiedad (y que sepas o creas que te puede servir), es algo a lo que vas a recurrir con el único motivo de que cuando el momento pase, ella sólo pueda exclamar -"Dios mío, que bueno que estuvo"-.
Ellas no... ellas se aferran a una entelequia cuasi etérea denominada "reputación". No me malentiendan; puedo comprender eso y si me dan 5 minutos para elaborarlo, hasta puedo respetarlo. Lo que no me entra en la cabeza, es el uso que le dan a la palabra.
Creo que muchas féminas se rehúsan a entregarse corporalmente a un desconocido por motivos altamente lógicos y que no pienso detallar a falta de tiempo y espacio, pero otras se abstienen de sus deseos, con el sólo fin de preservar cierto respeto por parte de quien la desea también. Hasta acá, todo suena acorde a las normas universales del funcionamiento humano y contra ese planteo, no tengo nada en cuestión. Pero quisiera adentrarme ahora a la zona más tétrica e incomprensible del razonamiento femenino:
Quisiera dedicarme de lleno a la peor clase de mujer. A esa que lo quire todo, quiere la chancha, los 20 y la máquina de hacer chorizos. Quiere sexo casual y quiere la reputación intacta...
Esta ambivalencia de deseos conflictivos encontrados, se asemeja por sobremanera a los impulsos del ello que pugnan por salir y a los mandatos superyoicos que demandan su clausura. ¿Qué sucede en psicoanálisis? Pues que a modo de compromiso, el YO le encuentra la vuelta para quedar bien con Dios y con el diablo y genera un síntoma.
De modo muy escueto, un síntoma es eso que no satisface ni a uno ni a otro y queda bien con las dos partes... no se si me explico.
Bueno, lo mismo sucede con estas arpías que te hacen pasar una mala noche. Son aquellas que aún habiendo accedido (o más bien propuesto) a pasar la noche con un tipo que no conocen, pretenden quedar bien paradas frente al mismo, no "trabajando". O sea... se van a tirar ahí cual bolsa de papas a no hacer nada y ver como uno se dedica a realizar todo el trabajo.
Yo entiendo que a falta de confianza y conocimiento, hay cosas que caen de maduro que no se van a dar en una primera vez. De hecho, hay cosas que muy ciertamente, ninguna mujer en su sano juicio haría nunca. Pero yo no hablo de cochinadas, hablo de lo básico... lo mínimo e indispensable como para que la contraparte se sienta al menos cómoda en la situación.
No, ellas no... este tipo de mujeres creen que pueden no saber ni tu nombre, invitarte a su casa a mantener un encuentro amoroso, llevarlo a cabo sin demasiado histeriqueo, no experimentar el "last minute resistance" (o resistencia del último minuto, que explicaré en otra vuelta) y aún así conservar su "dignidad" o "reputación" intacta porque se quedan cual estatuas viéndote laburar. No se les cruza ni por un segundo, que uno se retira con la sensación de que acaba de toparse con una "vaga" una "cómoda" una a la que no querés volver a ver o en última instancia y ya pecando de mucha severidad: con una frígida.
Está bien... yo comprendo. Suponiendo que un segundo encuentro tuviera lugar, ciertas resistencias se van venciendo y ciertas otras cosas se van dando, ya todo el mundo lo sabe. Lo que yo no entiendo, es cómo es posible que adentrados ya en pleno siglo XXI, una mujer piense que hacer un oral la hace ver "barata", pero abrirle las puertas (piernas) a alguien que acaba de conocer, es algo inocuo. Si algo te hace ver mal, lo otro también.
De vuelta, voy a implorar paciencia y a pedir no ser pre-juzgado. Yo no tengo NADA en contra de aquella que no desea intimar. Nuevamente repito que lo encuentro altamente respetable, así la chica en cuestión esté reprimiendo también sus propios impulsos.
A lo que voy, es que lo que encuentro loable es una cosa o la otra. O das todo, o no das nada... no podés dar a medias y esperar quedar como alguien caritativo. La caridad es atributo del que lo da todo y punto. La reputación es de aquella que no entrega nada (y hasta por ahí nomás).
Tuve una amiga que me dijo que "no lo hacía" porque no estaba preparada para afrontar las posibles consecuencias de sus actos. Me pareció una de las mejores explicaciones que alguien me haya dado al respecto de la castidad. De hecho, durante mucho tiempo me apropié de la misma y decidí vivir de igual modo. Lamentablemente, mi biología fue más débil que mi filosofía y bue'... hube de sucumbir.
Ya lo dijo Pinti en su obra PERICOM.COM.AR: más insoportable que no coger, es coger mal. Les puedo asegurar que es cierto. Al menos, cuando uno se abstiene suceden cosas como sentirse más fuerte, más rápido y a veces... hasta más inteligente (parece un chiste, pero es cierto). Sin embargo, el que lo hace mal, el que se queda con las cosas a medio hacer, ese siente frustración, ira, incontinencia ante la violencia, mal humor y dolores de cabeza. Lo se porque durante un año (2004-2005) salí con una insoportable bolsa de patatas a la que titulé novia. De ese esperpento de persona, no voy a dar detalles salvo que era lo más egoista y lo más desinteresado por el otro que puede haber en el planeta. Ojalá haya muerto. O al menos enfermado, no se... bue, prosigamos.
Volviendo al tema anterior, creo que no todo es culpa de la contraparte. Mucho de la imaginación y de la fantasía recargan al otro con expectativas que no siempre es justo esperar que se cumplan. Es como cuando mirás a alguien y te imaginás que si te agarra te deja tiritando o bien hablando japonés... y luego las cosas se dan, te encontrás que su desempeño es normal tirando a mediocre y tendés a echarle la culpa... no se... supongo que esa es la parte en donde uno es el que falla. La parte en la que el deseo se superpone a la realidad y la sobrepasa. Creo que es uno el que debería afrontar ciertas cosas sin ningún tipo de miramientos y aceptar lo que se dé. Pero por otro lado, lo que nunca hay que aceptar es una de esas excusas bobas que se anteponen la peor de las artimañas: tirar la piedra y esconder la mano.
No se si me molesta más la que te seduce para que te tires el lance y una vez que lo hacés te dice "te confundiste" o aquella que se acuesta con uno haciéndole pasar un momento altamente desagradable y aburrido y se cree que quedaste complacido, pero además te exige implícitamente que guardes de ella, el mejor de los conceptos.
Supongo que cuando la pasás tan mal, lo único que querés es al menos el confort de poder refregarle en la cara al resto de los hombres, que "estuviste" con alguien que ellos no pudieron conseguir... pero noooooooo, también tienen que quitarte eso. Ahora no podés hablarlo. ¿Y lo peor? Que la fulana está tan buena, que hasta te da orgullo haber conseguido el contacto inicial y obviamente, la parte más divertida de todo el asunto, es poder alardear delante del resto.
En definitiva, la cuenta matemática se resume a lo siguiente: La pasaste mal, no se lo podés decir, la tenés que respetar y no podés comentarlo con nadie. Además, dormiste como el ort@, porque la cama era de una sola plaza (dpto de estudiante, obvio) así que la noche no pudo ser peor. Sin mencionar, que lo único que los unió por ese ratito fue el atractivo físico, ya que ninguno de los dos, soporta cuatro palabras juntas acerca de lo que el otro tenga que decir.
Que se yo... supongo que cuando ella me pidió que no comente nada, me pareció una buena idea y después de lo que acabo de exponer, todavía no puedo entender por qué. Supongo que en parte estaba buscando que ella no se ofendiera y la cosa se volviera a repetir sin tantos tabúes... supongo que por que soy humano y como tal, cometo el pecado de no saber lo que quiero. Pero si hago un poco de introspección, la única explicación que tengo para dar, es que soy tan malo o peor que aquellas personas de las cuales me quejo. Soy uno de esos que exigen una cosa y hacen todo lo contrario. Soy el que reniega de lo que es y de lo que quiere y cual cobarde, se esconde tras un blog, confesando sin dar la cara, que soy tan malo como cualquier mujer.
Pero tal vez... tal vez... la razón se centre en el hecho de que soy hombre y como hombre que soy, a veces mis impulsos le dan órdenes a mis ideas.
Para los interesados en saber qué sucedió con la chica de Santiago... sólo voy a concluir diciendo que las noches de pasión se repitieron durante varios meses, pero ninguno obtuvo lo que buscaba en el otro. Ni yo conseguí alivio para mis males, ni ella para los suyos. El amor fué algo que no llegó a concretarse y varios sucesos tuvieron lugar, antes de que cada quien decidiera ir por su lado.
PD: Les pido mil disculpas a mis escasos lectores por la tardanza en volver a postear, pero tengo todos los exámenes viniendo al mismo tiempo... estoy muy apretado de horarios. Un abrazo y hasta la próxima.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

U don´t suck at all...!!! u fucken rock..! segui asi y me alegra haber contribuido al menos en una infima parte para que este post haya sido.

Flacha dijo...

Hombres y mujeres nunca terminarán de entenderse- Creo q en eso está el secreto de tanta atracción.
Estudia nene!

Anónimo dijo...

me sigo deleitando con tu espectacular forma de escribir amigo....y ademas de lo lindo de la escritura es todo cierto jajaja...sos un grosso...

estudia si qres y si no no....pero segui escribiendo!! un abrazo!!

dario.