jueves, 29 de mayo de 2008

CON MEDALLA DE PLATA

No me gustaría tener que pensar que de hecho soy más eficiente que mi psicólogo en lo que concierne a análisis. Bah, si... si me gustaría, pero digamos que a veces cuando alguien se sube a un avión, lo hace con la esperanza de que el piloto entienda más del tema que uno mismo. En materia de salud (ya sea física o mental), me pasa lo mismo; quiero creer que le pago a alguien que sabe más que yo para que me cante la justa.
Y si... la verdad, me molesta tener que pagar lo que pago simplemente para escuchar cosas como: "parece que a vos te gusta secundar, sabotearte solo... habría que analizar por qué". Wow... ¿En serio? - ¿Cómo llegó Ud. a esa conclusión? -¿Será porque se lo acabo de decir?
Sí, de hecho hace muy poco descubrí las vicisitudes y avatares del segundo lugar y francamente, pensé en sacarle jugo al aprendizaje.
Para todos aquellos que crean que mi espíritu es mediocrón, déjenme explicar algo muy concreto: El que está primero, tiene muy poco por ganar y todo por perder. De hecho, el primero no hace más que temer al segundo. El segundo es ese que amenaza con arrebatarte lo conseguido y cada que competís con él, el que tiene algo por ganar es el otro.
Imaginate... luchaste toda tu vida por ser el primero y una vez allí ¿qué? ¿ya está, eso era todo?... ¿y ahora? Y bueno, ahora no hay más nada para hacer, salvo tratar de quedarte en ese lugar lo más que puedas, pero que no te quepa duda: Alguien más va a venir algún día y va a destronarte.
En lo personal, me encanta el seguno lugar. Me encanta que el primero me mire con rencor y miedo. Me encanta ser el que no deja dormir al que se encuentra liderando en el ranking y por ende, espero por un buen rato no colocarme en la punta de nada. Pero demos ahora otro paso extendiéndonos más allá de los límites de lo profesional, lo deportivo y lo académico (y acá viene lo bueno). ¿Que tal es la posición de "segundo" cuando la cosa se refiere a la intimidad?
Digo/de pronto/me parece... ¿no es esa una situación soñada?
Ya he estado de novio y ya he salido seriamente con una que otra y siempre hay que lidiar con muchas cosas que de lleno indican que es demasiado el trabajo para tan poca ganancia. Además de tener esa espada de Damocles penduleando sobre la cabeza todo el tiempo, viendo si te van a gorrear o no, hay que lidiar también con cuestionamientos, planteos, escenitas, caprichitos y demás yerbas que ya todos conocemos muy bien y no queremos repetir.
¿Qué pasa entonces cuando sos vos el segundo? A primera vista, pareciera ser que tenés todos los pro y ninguna de las contras. Para aguantar idioteces está el novio y para divertirte estás vos. Además, ella sale por ahí con sus amigas o su pareja y vos ni te preocupás por si se estará portando bien o si se estará portando mal. Eso es problema del primero.
Todo esto fue en realidad un preámbulo para comentar lo que sigue. Los que me conocen, saben que sostengo la teoría de que la vida se encarga de darle a cada quien lo que le hace falta. Lo único que hay que hacer, es aprovechar la oportunidad cuando se presenta y listo.
No se si estuve bien o mal al obrar así durante mucho tiempo, pero he basado gran parte de mi vida con esa filosofía y a pesar de que funciona, francamente me cansé de recibir sólo aquello que la vida quiere darme. A veces está bueno salir y buscar lo que vos creés que te corresponde y por tanto, una vez me comprometí a ir más allá. A de hecho dar un paso para ver qué lograba.
Pues bien, una vez encontré una chica que realmente me gustaba. Tenía algo, que se yo... era atractiva, inteligente, competitiva, agresiva, graciosa y muy culta. No se... tenía mucho a favor. Calculé que tarde o temprano, íbamos a tener algo juntos... pero bueno, quise hacerla temprano en vez de tarde, por lo que (cambiando la rutina) la invité a salir. Usualmente hubiera dejado pasar el tiempo, deseando a que ella eventualmente me invitara a mi, pero no se por qué, esta vez no tuve ganas de esperar por algo que a lo mejor no se diera nunca.
Digamos que fue sorpresiva su aceptación a mi invitación de venir a cenar a casa (en realidad porque esperaba que dijera que no, ya que la chica en cuestión estaba en pareja). Más sorpresivo aún, fue el hecho de que a la mañana siguiente todavía la tuviera en la cama, cuando jamás hubiera esperado que se metiera allí en primer lugar.
Durante un mes, la cosa fue así. Ella me llamaba cuando quería y podía verme y yo asistía; supuse que ese contrato era el que conformaba a ambas partes.
Todo venía equilibradamente bien, hasta que un buen día pronunció las palabras mágicas: "corté con XXX".
-¡La put@ que me parió!- ¿Y ahora?... ¿ahora soy yo el primero? Me hizo acordar a la célebre frase de Duncan McLeod el inmortal: "¡SOLO PUEDE HABER UNO!" Pues no quería ser yo ese, pero todo bien. La chica me seguía gustando, la seguía pasando bien, etc. pero el contrato no varió (al menos no por mi parte). Ella me llamaba y yo asistía si podía (y todavía suponía que esos términos nos gustaban a los dos).
Un buen día me dijo "te tengo malas noticias"... y a mi me temblaron las piernas. Asumí lo peor. Un atraso, un evatest que dio positivo, síntomas de embarazo, un meteorito amenazando con chocar contra la tierra, etc.
-"volví con XXX"- me dijo.
-"¡Uf, menos mal!- contesté yo. -"pensé que era algo malo"
Uds. comrpenderán ahora el por qué de mi alivio. Sin embargo ella se lo tomó a mal.
Calculo que por eso me dijo que era una pena que ya no pudiéramos estar juntos, lo cual me tuvo sin cuidado. Supuse que era mentira, pero me sentía con suerte y tenía ganas de jugar al gato y al ratón. O más bién tenía ganas de desquitarme con ella ciertas heridas abiertas por otra mujer anterior (si, ya todos saben quien es).
En fin, le dije que no habría rencores y que todo estaba bien.
Ella acotó -"si, todo muy bien, todo muy bien, pero vos querés saber qué pasó, ¿no?"-
A lo mejor es idea mía, pero creo que ella confundía los conceptos de "vos querés saber" con "yo te quiero decir". Le dije que no tenía interés alguno en eso y le cambié el tema. Insistió poco... tal vez porque también andaba con ganas de jugar.
Eventualmente (voy a reconocerlo) la duda se me fué gestando. No era la duda por lo que había pasado (porque yo ya lo sabía) sino la que correspondía a qué caraj@ me quería decir. ¿Con qué excusa patética me iba a querer arreglar?
En una charla por msn le di pie para que se explayara en el tema y no tuvo reparo alguno en hacerlo.
-"Al lado tuyo me siento muy poco mujer" Me dijo.
Yo contesté con un emoticón de cara confusa.
-"Claro, si yo no te llamaba, vos no me llamabas nunca, siempre proponía yo"
Yo contesté con un zumbido (de esos que todos odiamos).
-"Me tratás igual que a un amigo y yo soy mujer, parece que vos no te das cuenta"
Yo tenía ganas de mandarle un virus, pero Windows XP no los acepta.
Hasta acá, la cosa venía bien... bah... no tan bien, pero yo entendía. La terminó de arruinar cuando, desposeida de su identidad sexual, quiso arrebatarme la mía.
-"Sos muy poco hombre" - y se ve que ni le temblaron los dedos para tipear la frase-.
A ver, a ver, a ver, a ver... Ahí estallé. No porque su insulto me hubiera lastimado, no. Sino porque su intención era hacerme responsable de aquello que no me correspondía (o eso entendí).
No quiero detenerme mucho en los detalles de cómo a partir de ese momento, la cosa se fue desvirtuando en una especie de competencia mental. Algo así como dos gladiadores virtuales o dos pseudoamigos largando frases bien pensadas, con el solo fin de ver quién le producía más daño al otro. Sólo voy a decir que la relación no siguió adelante y agachando la cabeza, voy a tener que reconocer que en cierto punto, me arrepiento.
Haciendo un poco de mea culpa, puedo leer entre líneas ahora y darme cuenta de que el problema no era su "capricho", sino mi inutilidad para ocupar un lugar para el cual nunca estuve capacitado.
Siempre creí que ser primero en algo era "moco 'e pavo" y sinónimo de estancamiento, ya que no hay hacia donde más aspirar. Carece de eso que te motiva a querer superarte. Sin embargo, mantener el status de "the one" no es nada fácil y tampoco es para todo el mundo. Demás está decir que distintos son los premios para todos los lugares del podio, ¿eh?
Están los ganadores natos; aquellos que saben llevar con clase la bien ponderada medalla de oro. Están los que nunca quieren dar más de sí y por conformistas están siempre por debajo o bien al final de la lista, refunfuñando por su mala suerte y maldiciendo al que ocupa el lugar soñado...
...y están esos como yo. Yo que soy de los que creen siempre se está donde hay que estar.
En lo particular, gustaba de pensar que estaba segundo porque me convenía o bien porque era un perverso y disfrutaba de ver al primero temiendo por mi cercanía (o mi mera existencia) y en realidad, la verdad de la milanesa (además de pan rayado y huevo) es que me gusta esa clasificación, porque es a donde pertenezco y como todos saben, no hay lugar como el hogar.
No estoy hecho para soportar la presión de los ganadores; conozco bien las artimañas para abrirme paso entre los competidores, pero no tengo idea de como defenderme entre los miles de oportunistas que ansían desposeerme de aquello que me corresponde. Supongo que así es la cosa y por tanto habré de retomar mi filosofía de vida anterior.
Lo paradójico de todo esto, es que al asumirlo tan abiertamente, me convierto en un perfecto candidato permanente a segundón. Soy el mejor de los segundones... si hubiera una competencia de segundones, yo saldría primero. ¿Que loco, no?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

te pasa por juntarte con histericas, nene. Pensa en que todas las que atraes te hacen el mismo jueguito y de paso madurá un poco... siempre buscas chicas que ya estan ocupadas. buscate una como la gente y ya no te quejes, no somos todas iguales.

Anónimo dijo...

A todos los comentarios de este blog...

Fuck it!!!

"recuerda que siempre podemos volver a elegir.. somos 100% responsables de crear nuestra vida.."
"...madurá un poco [...] buscate una como la gente y ya no te quejes, no somos todas iguales."

O sea: madurá, no te quejes, estudiá, seguí así, bla, bla, bla, bla, bla...

Reconozco que hacer un comentario en cualquier blog es realmente complicado, pero me parece que la principal función de este tipo de espacios es, como plantea Agustín, la catarsis (barata). Para que te digan "madurá" están los psicólogos y los padres. Pero bueno, ya se sabe que Argentina es uno de los países con mayor índice de psicólogos por habitante. Y que las mujeres estudian psicología para "entender a los demás"...

Sólo me resta decir que escribís muy bien (una pregunta: ¿te sale de una o tardás eternidades por párrafo? A mí me llevó como media hora escribir este comentario choto) y que nos vemos algún día

Anónimo dijo...

Tus comentarios tienen una reminiscencia a lo Salieri, solo que no parece que te quieras llevar la gloria del botin conseguido y disfrutas estar tras bambalinas... de todas maneras te aconsejo que rompas un poco el molde y mires mas alla de lo que siempre te atrae, podria llegar a resultarte, y asi no serias ni el primero ni el segundo, serias el unico, sonara algo cursi pero es verdad, saluditos!!!!

"lay on the grass" dijo...

Quien sabe quien fue Salieri, o bien vio Amadeus o un capítulo de los Simpsons... sea como sea, este comentario solo puede tener tres posibles autores. Ahora me sembró la duda

Anónimo dijo...

¿nunca pensaste en el tercero?

M.Angeles dijo...

veamos:(inserte aqui carita de psicologo barato) el lugar del segundo es genial!
uno obtiene casi todas las ventajas, y solo alguna que otra desventaja...
el problema es que ser el segundo tiene plazo de caducidad: esta bien para cuando el/ella son uno mas, pero no para cuando de verdad gustan...

ahora bien, digo esto por experiencia: ante la frase(temida por todos) de "corte con xxx", lo que queda por hacer, si uno quiere seguir siendo el segundo, es jugarla de primero por un rato, hasta que la persona en cuestion se de cuenta de que le somos mas funcionales como segundos.el unico problema, es que en lugar de recordar lo utiles que somos en el segundo puesto, vea lo inutiles que somos en el primero...
pero bueno, uno no puede estar en todo...y ademas, ser segunda siendo mujer, definitivamente tiene mas ventajas que serlo si se es hombre: nosotras la pasamos mejor, por que en gral, ustedes no cortan con la primera!
(perdon por la generalizacion, es solo con fines ilustrativos)

conclusion: quien no ha sido segundo nunca, o bien quien siendolo, no ha sabido aprovechar las bondades que el lugar ofrece, merece ser primero, solo como castigo!