jueves, 8 de diciembre de 2011

LA EX NOVIA DE MIERDA

Los hechos del pasado, según la EX-novia de mierda:

Hecho: Pagó la cuenta una vez.
Según la EX-novia de mierda: Ella te mantenía.

Hecho: Para festejar algo importante (como tu recibida) hiciste una fiesta a todo culo y te re-chupaste.
Según la EX-novia de mierda: Eras un alcohólico y ella estuvo a tu lado para ayudarte a atravesar ese duro momento. Finalmente, gracias a ella, venciste tu adicción.

Hecho: Hizo un escándalo, insultó a toda tu familia y gritó como loca. Ante esto, vos la sujetaste fuertemente del brazo y le ordenaste que se calle. 
Según la EX-novia de mierda: Eras un novio golpeador.

Hecho: Una vez te resfriaste, ella te visitó (una vez) y te llevó un curaplus.
Según la EX-novia de mierda: Estuviste moribundo, en coma por seis años y ella nunca dejó de estar al lado de tu lecho de muerte. Al despertar del coma, la gorreaste con su mejor amiga porque no supiste apreciar su sacrificio. Igual ella te perdona...

Hecho: Después de cortar, te sentís liberado y das gracias a Dios por ya no estar con esa persona.
Según la EX-novia de mierda: Ahora que no la tenés, apreciás su valor y por eso la acosás incesantemente.

martes, 29 de noviembre de 2011

UNA NOVIA DE MIERDA

-Te despierta temprano para decirte que te está preparando el desayuno. Te pide que vayas a la panadería a comprar facturas o criollos.

-Te ruega para que veas la película que ella quiere ver. Se queda dormida. Si querés cambiar de canal, despierta y se enoja.

-Se enoja con vos por algo que soñó.

-Te pide que llegues a tiempo a buscarla. Nunca está lista cuando llegás.

-Si ella no quiere, no significa no. Si vos no querés, significa que tenés otra...

-Se enoja cuando una chica te manda un mensaje de texto. Ella tiene 36 giles haciendo lo mismo. No le corta el rostro a ninguno.

-Tiene una habitación repleta de ropa. Nunca tiene nada qué ponerse.

-Se va de viaje por dos semanas. No te da una "despedida".

-Odia a todos tus contactos femeninos en Facebook. El 98% de ellas son tus parientes.

-Te dice que no tiene hambre y no pide nada. Come de tu plato.

-Le dice a todo el mundo que está re bien con vos. Cuando está con vos, está todo el día de mal humor.

-Sabe que sos malo en la cama. No te lo dice...

-Te pide que la llames. No te atiende.

-Siempre quiere hablar de sentimientos. Te contesta "NADAAAAA" cuando le preguntás qué le pasa.

-Te dice que quiere hacer algo divertido, pero no sabe qué. Se enoja con vos por no proponer algo que le guste entre 5890 opciones que tiraste.

-Deja su ropa en tu casa. Se roba tu desodorante.

-Siempre te dice que quiere sexo, cuando estás lejos o de viaje.

-Sólo quiere sexo de noche y con la luz apagada. Se enoja porque no sos espontáneo.

-Te engaña y la descubrís. Te pide que sigan siendo amigos.

lunes, 28 de noviembre de 2011

DISNEY LAS MANDA A LA COCINA

DISNEY! PONIENDO A LA MUJER EN SU LUGAR DESDE 1923

-GASTÓN: "No está bien que una mujer lea... de pronto empieza a tener ideas, a pensar..."


sábado, 26 de noviembre de 2011

ARQUITECTURA DE LA MUJER 2

-Mujeres que son como tu primer departamento: Excelente experiencia, pero ahora sentís que estás listo para cosas mejores.


-Mujeres que son como tu departamento actual: Empezaste a buscar con algo de desesperación, fue lo primero que encontraste, al principio le veías todos los defectos y comenzaste a pensar que cometiste un grave error... pero con el tiempo no es tan malo.

-Mujeres que son como un call center: Después de haber pasado la experiencia, sabés que ni por asomo querrías algo similar.

-Mujeres que son como Disneyland: Al principio pensás que es todo un sueño, la pasás bárbaro, pero la experiencia dura -lamentablemente- poco.

-Mujeres que son como la AFIP: Sentís que contribuis mucho y que no recibís nada a cambio.

-Mujeres que son como el ANSES: Te embola aportar algo, pero sabés que a futuro te conviene.

-Mujeres que son como las casas que pintaba Monet: De lejos se ven bárbaro, pero cuando te acercás, son un espanto.

-Mujeres que son como el consultorio del dentista: A penas abrís la boca, te hacen arrepentirte.

-Mujeres que son como el cine: Empezás lleno de expectativas y terminás decepcionado.

-Mujeres que son como el Shopping Center: De lunes a jueves son todas tuyas y los fines de semana se llenan de gente.

-Mujeres que son como la casa de tus viejos: A veces las extrañás y cuando las visitás, recordás los motivos por los que te fuiste.

ARQUITECTURA DE LA MUJER

Las mujeres que he llegado a conocer se asemejan, algunas más, algunas menos, a edificios de distinta índole, a saber:

-Hay mujeres que son como museos comunes: Todo muy lindo, se mira y no se toca.


-Hay mujeres que son como museos de arte posmo: abunda lo incomprensible y lo pretencioso. No se entiende un carajo lo que hay dentro y sin embargo muchos pelotudos se quieren meter ahí simplemente para decir que ahí estuvieron.

-Hay mujeres que son como una escuela: Uno aprende mucho, es una etapa necesaria atravesar por ella, pero sin embargo no dan ganas de estar ahí y sólo con nostalgia, después de que pasó mucho tiempo, uno recuerda con algo de amor esa experiencia.

-Hay mujeres que son como una cárcel: Entrar es fácil: lo difícil es salir.

-Hay mujeres que son como la casa de uno: Podés andar por muchos lados, ver edificios más lindos y todo, pero al final del día, no hay nada mejor que volver.

-Mujeres que son como la despensa que abre el domingo hasta las dos de la mañana: Uno no va casi nunca, pero te sacan del apuro y agradecés a Dios que existan, cuando lo hacen.

-Mujeres que son como la oficina del trabajo: Todo es rutinario, aburrido y monótono, pero si no existiera, no tendríamos en qué ocupar el tiempo. Además, si te despiden, te agarra la desesperación de no saber si algún día volverás a tener algo que te sustente.

-Mujeres que son como la Iglesia: Una vez que abandonás, todo el mundo te dice que deberías volver, aunque no tenés muchas ganas de hacerlo.

-Mujeres que son como la Iglesia Universal: No te dejan irte y si lo hacés, te llaman a tu casa, te prepean y mandan gente a buscarte.

-Mujeres que son como el último piso del Empire State: Todo el mundo estuvo ahí y lo sabés, pero cuando es tu turno, te sentís afortunado.

-Mujeres que son como una calesita: Dan vueltas todo el tiempo, pero vos te seguís metiendo igual como un chico, porque es divertido.

-Mujeres que son como la cucha del perro: Ni tu perro la quiere.

-Mujeres que son como la casa abandonada donde se juntan los adictos: Sabés que te hace mal y algo te empuja a seguir volviendo.

-Mujeres que son como el casino: Te dejan sin un mango y les importás tres chotos.
Cuando por casualidad te toca ganar, te dicen que hiciste trampa.

-Mujeres que son como un hospital privado: Vos creés que se preocupan por vos y su existencia te da seguridad, pero sólo les importa tu dinero. Mientras más pagues y menos visites, mejor.

-Mujeres que son como un boliche medio exclusivo: Todo el mundo tiene accesos, menos vos.

-Mujeres que son como el tren fantasma: Sabés que te asusta, pero te tenés que meter igual.

-Mujeres que son como la cocina de tu restaurante favorito: Te muestran cosas que hubieras deseado no ver.

martes, 22 de noviembre de 2011

TRUE COLORS

Ella, romántica empedernida; enamorada del amor. Me dijo con ternura que había visto a través de todos mis colores, de todas mis máscaras y mis corazas. Me lo afirmó con la convicción que tiene aquel que sabe que merece ser amado. Lo que yo buscaba, era alguien que creyese mis mentiras, no alguien que las atravesara. Su cara de sorpresa al oír esto, sólo pudo ser superada por la cara que puso justo antes de matarla.

domingo, 13 de noviembre de 2011

A TRAVÉS DEL CRISTAL

Su belleza era tanta, que no me entraba en los ojos. Ese excedente de hermosura que no podía ser captado por mis sentidos, producía la embriaguez que yo denominaba enamoramiento. Al preguntarme qué me atraía de ella, yo sólo podía responder que no sabía. Pues ¿cómo catalogar aquello que no se percibe?
"Es linda, sí" -decía yo- "...pero tiene algo más". 
Cuánto error, cuánta confusión. Ese "algo más" no era algo distinto, sino más de lo mismo. Más lindura. Sólo que era una lindura que rebalsaba por los costados.
Pero luego me puse lentes y me aburrí de ella...


miércoles, 12 de octubre de 2011

YA TENGO EL PODER

La diferencia en musculatura entre géneros hace que la tapa del inodoro pese, para la mujer, alrededor de 2 toneladas. No me explico por qué tanto escándalo cuando la tapa queda arriba, ni me explico tampoco por qué el varón ha de ser el que tenga doble trabajo (subirla Y bajarla) mientras que la mujer exige encontrarla siempre abajo para no realizar esfuerzo alguno.

jueves, 6 de octubre de 2011

ASIMETRÍA SEXUAL

Considero que la relación sexual -la heterosexual al menos- no es una cuestión simétrica, equitativa ni mucho menos, justa.
Por lo general el varón está pendiente del placer de su pareja en igual o mayor medida que en lo que se enfoca en el placer propio (aunque hay excepciones). Esta tendencia no siempre conlleva el éxito. Las más de las veces, se puede fracasar en esta empresa.
Pero a pesar de lo anteriormente expuesto, la regla general es que el varón siempre llega al orgasmo mientras que lo propio en la mujer es una cuestión un poco más complicada.
Sin embargo, esto me tiene sin cuidado.

Dave Chappelle sostiene que no existe tal cosa como la eyaculación precoz. Él dice que cuando acaba, lo hace justo a tiempo. Él comienza todo acto sexual con la total y completa intención de acabar. "¿vos qué tratabas de hacer?" -le pregunta a su pareja insatisfecha- "acabar" contesta ella. "Bueno, te gané" -retruca Dave-

Hay veces en que la mujer le pide al varón que "no se apure". Injusto. Netamente injusto... ¿por qué? Pues porque el único método conocido para no apurarse, la única fórmula descubierta para poder llevar este antinatural acto a cabo, es pensar en las escenas y fantasías más asquerosas conocidas por el hombre.
La vida intenta abrirse paso, la eyaculación es la expresión de toda fuerza vital intentando propagarse, expandirse, es la biología intentando reproducirse, cumplir parte del ciclo vital. Y la mujer pide que lo posterguemos. Que no nos apuremos. Es pedirle a la naturaleza que no se apure, es solicitarle al cosmos que no se expanda.

Y para oponerse a semejante fuerza, para hacer la contra a todas las leyes físicas conocidas por el hombre, lo que se necesita son pensamientos altamente asquerosos.
Algunos dicen que piensan en fútbol, otros que tratan de poner la mente en blanco. Mentira, pura mentira. Eso no sirve.
Lo que uno se imagina es a su abuela en bolas, comiendo estiércol, rodeada de tripas de pescado mientras uno le orina la cara. Y aún eso presenta vicisitudes.
Uno trata de pensar en lo más horrible, en lo más humillante, en lo más asqueroso que se le ocurra a los fines de "no apurarse".
Y mientras la mujer puede pensar en lo que quiere, gozar como se le canta, uno está teniendo sexo con esas espeluznantes imágenes en la cabeza.

Para mí, tener sexo siempre fue similar a ser niño y estar mirando una película de terror. Últimamente es equivalente a combinar todas las producciones GORE conocidas en una sola película interminable. Es someterse a las torturas de Hostel y El juego del miedo I II III IV V y VI todas juntas, es pensar en el incesto, es rememorar mis peores momentos, es repasar en mi mente cada mala película, cada mal rato, cada dolor, cada sufrimiento, cada padecimiento. Es oponerme a hacer lo que en verdad quiero hacer. Y no es una mera abstinencia, no. Se trata de una resistencia que se ejerce con todas las fuerzas psíquicas asequibles a la voluntad.

Por eso, si yo veo que la mujer está concentrada en lo suyo y yo tengo que concentrarme en imaginarme a mi abuelita en bolas, la situación me parece injusta.

Pero el orden establecido es así. El status quo ya está instituído y quienes quieran someterse a la problemática cuestión de las relaciones sexuales deben saber que si se es varón, el orgasmo está asegurado, pero el precio a pagarse son minutos que parecen ser eones que uno pasa pensando lo impensable, imaginando lo inimaginable y sometiéndose a la angustia de un espanto que las mujeres jamás entenderán.

Y habiendo posteado esto en este blog, acabo de asegurar el retorno de mi virginidad perdida, puesto que dudo mucho que alguien desee volver a estar conmigo tras haber leido esto. 

Bien por mí. Otra mala decisión. Tal vez -si en algún futuro vuelvo a intimar con alguien- repase en mi mente el mismo momento en el que me senté a redactar, a los fines de "no apurarme".

martes, 13 de septiembre de 2011

CANCION PARA TU MUERTE

El aroma agridulce de tu perfume barato
era el recuerdo más grato
que tenía de vos
pero hoy mi sentido del olfato
me hace anhelar tus malos tratos 
y hasta tu forma de arruinar los buenos ratos
suenan como algo mejor

Mas no es culpa de la fragancia
sino que toda mi arrogancia
no me basta para ocultar el hecho
de que tal vez por enojo, o tal vez por simple despecho
quise dejar tu recuerdo maltrecho
en algún oscuro rincón.

Hoy entiendo que era adicto
a tus fríos ojos grises
a tus mentiras compulsivas
a tus palabras nocivas
a tu cariño interesado
(y sus distintos matices)

Hoy puedo entender quién eras
hoy que veo en retrospectiva
me pregunto si seguirás viva
arruinando la existencia 
de algún tipo al que empujaste al borde de la demencia.
O si finalmente te habrás topado
con alguien sin tanta paciencia
con alguien con la suficiente coherencia 
como para decirte en la cara
a los gritos y sonriendo
"PERRA INFELIZ, CAGATE MURIENDO"

pienso a menudo en tu materialismo
en tu interés por los regalos bellos
Recuerdo que te compré un collar
en vez de poner entre mis manos tu cuello
¡SI HABRÉ QUERIDO ASFIXIARTE! 
o haberte mandado a degüello
pero para no cometer atropello
hice del asesinato un arte.

Lo único que me impidió matarte
aquello que me inutilizó
aquello que me dejó perplejo
fue que nunca me salió la coartada
cuando la practiqué frente al espejo.

lunes, 12 de septiembre de 2011

SI YO COCINERO, TÚ COCINERO


Receta para obtener la verdad que le están escondiendo:
Coloque en un recipiente su serenidad y agregue silencio absoluto con abundantes miradas acusadoras, hasta obtener el punto deseado de presión. Vierta la presión sobre la persona deseada y mezcle con al menos 20 preguntas correctas (a desarrollar.  Nada que se responda por sí o por no). Añada tiempo necesario (a gusto) y repita preguntas ya formuladas hasta que las versiones de las respuestas brindadas comiencen a variar; deje reposar y sírvase frío.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

MANUAL DE USUARIO

ATENCIÓN

-Nota del Fabricante-


Agustín Gras es un juguete diseñado para uso preferencial de niñas de 18 a 35 años (no excluyente).
Agustín Gras es una herramienta de ocio y entretenimiento. No utilizar para: Trabajos forzados, compromisos, catarsis, comprensión ni llenado de vacío existencial, soledad ni otros males.
Agustín Gras es un dispositivo diseñado para soportar de a una usuaria por vez. Es responsabilidad exclusiva de la usuaria, asegurarse de que sólo una persona está haciendo uso del producto a los fines de evitar sobrecalentamiento del sistema y/o total apagamiento de la libido. 
Dejar descansar por al menos un período de 18 hs tras 20 hs consecutivas de uso. 
Agustín Gras es, como cualquier computador, una coexistencia entre hardware y software. 
El hardware debe recibir suministro diario de cualquier alimento nutritivo para la especie humana. Tenga a bien mantener el software completamente funcional alimentándolo con elogios y cumplidos. Ante cualquier duda a este respecto comuníquese con nuestro centro de atención al cliente 0800-555-MAMA para más información. Ante la posible escasez de alimentos nutritivos, el hardware puede seguir funcionando por un período de 2 semanas con la sola ingesta de elogios y cumplidos, aunque la dosis debe ser relativamente mayor en ese caso.
Agustín Gras NO es un producto diseñado para la competencia. En caso de poseer simultáneamente un producto similar a Agustín Gras en su vida, Agustín Gras se apagará automáticamente tras un período de 48 hs, siendo imposible su reinicio.
Puede configurar el protector de pantalla desde el menú inicial. El mismo se activa tras 20 minutos de charla frívola y pueril. Puede apreciarlo en la pupila de sus ojos.
El software utilizado para mantener a Agustín Gras operacional, es experimental. Puede que la usuaria note deslealtad y desobediencia por parte del producto, ante la sola presencia de una mujer más bonita. Si este fuese el caso, remueva a la mujer más bonita del campo perceptivo de Agustín Gras. En caso de experimentar problemas frecuentes de este tipo, comuníquese a nuestro centro de atención al cliente al 0800-555-EXNOVIA para más información.
Como cualquier otro producto, Agustín Gras no es todo lo que usted espera. En caso de haber adquirido un Agustín Gras, por lo que usted creyó que Agustín Gras iba a aportar a su vida, lamentamos informarle que ha sido víctima de la falsa publicidad. Sientase libre de seguir buscando la felicidad en otro lado.
Agustín Gras carece del uso de la herramienta GOOGLE. Es decir que usted no encontrará en él, todo lo que usted está buscando.
Mantener fuera del alcance de ex-novios y a temperatura inferior a 24 C°. Temperaturas mayores alteran el funcionamiento y el estado de ánimo.
DISCLAIMER: 
Posibles efectos secundarios por uso frecuente: Aburrimiento, distimia, enojo, irritabilidad, lesbianismo, decepción, desilusión, asesinato en primer grado y/o intentos de suicidio.
Posibles efectos secundarios por mal uso: Embarazo.

jueves, 14 de julio de 2011

EL BUENO, EL MALO Y EL FEO

El gordito de la fotocopiadora no es un mal tipo.  Es simplemente un tipo más.  A diferencia de lo que yo pensaba, no está alzado, ni es un pajero ni nada por el estilo.  Es nada más ni nada menos que un tipo más.  Uno como cualquiera.  Uno como yo, incluso.
Supe odiarlo en su momento, debido a que siempre atendía a las chicas bonitas, antes que al resto de los clientes.  Así el resto hubiese estado esperando desde antes.  Así la linda hubiese sido la última en llegar.  El gordito tenía preferencia por las bonitas.  Las atendía con una sonrisa, les hacía chistes, les dedicaba algún piropo infantil, etc.  A mí me atendía con cierta parquedad.  Al resto, no sé.  Nunca me fijé.
Hoy realmente me pregunto si yo odiaba al gordito o si envidiaba a las lindas.  No por su cualidad de mujeres ni por recibir trato diferencial, sino porque provocaban efectos –no sólo en el gordito- que yo no genero en nadie.  Me pregunto qué se siente.  Cómo se sentirá controlar las mentes de aquellos menos agraciados que uno.

El influjo hipnótico que resulta de percibir la belleza ajena, es una cuestión difícil de combatir.
Los sobornos, los regalos y las coimas pueden ser rechazados con cierta facilidad.  Ante la violencia y las amenazas, la afrenta –incluso- nos reconforta el alma.
Pero ante la belleza no hay nada que hacer.  Es el arma última.  La más perfecta de las herramientas de coacción.  Nos somete con consentimiento.  Y hasta de buena gana accedemos a los caprichos de una mujer hermosa.
Desconozco si las mujeres obran de igual modo ante la presencia de un hombre físicamente atractivo.  Para equilibrar la balanza, prefiero pensar que sí, aunque la evidencia indica lo contrario.

Dios sabe que le he dedicado algún tiempo a cultivar el intelecto y sin embargo, ante la sola presencia de una mujer atractiva, se me dificulta pensar con claridad.  No razono lógicamente y hasta me cuesta encontrar una recta ilación de pensamientos.  Por fortuna, no soy el único que padece de esta disfunción atencional.  Muchos congéneres me acompañan en el sentimiento.
Lo he intentado todo.  Desde imaginar que la mujer en cuestión es –de hecho- fea, hasta intentar cerrar los ojos cuando me toca discutir con una fémina de dicho calibre.  Pero todo intento por borrar los efectos de la hermosura, resultan fútiles a la hora de los bifes.
La imagen real se impone ante la fantasía, haciendo triunfar la lindura por sobre la fealdad imaginada.  Cerrar los ojos tampoco sirve, porque desde el cuore del alma surge el impulso autodestructivo de querer contemplar una vez más, la belleza del otro.  Necesidad injusta si las hay…

Con el advenimiento de las redes sociales, la capacidad de transformarse –aunque sólo fuese virtualmente- se volvió posible.
De entre mis muchos “experimentos” fallidos, el más llamativo de todos, consistió en intentar poseer un perfil falso en facebook para monitorear quién sabe qué cosa.  Fue un completo desastre.  Intentar agregar gente desconocida resultó un movimiento infructuoso.  A tal punto, que llegué incluso a recibir una notificación de Don Facebook, avisándome que estaba bajo sospecha de ser un perfil falso.
Llegué a concebir la idea de que si mi perfil de facebook fuese en realidad el de una joven hermosa, no tendría problemas para agregar a medio mundo.  Los hombres del ciberespacio estarían más que dispuestos a tenerme entre sus filas de contactos.  Pero Don Facebook no me autorizó el cambio de género.
Fue entonces que me topé –por accidente- con una solución inesperada.  Cambié la foto de perfil por la de un muchacho agradable a la vista (por no decir que era una tormenta de facha).
Es difícil describir la reacción de las personas.  Debo haber recibido cerca de 15 solicitudes de amistad por día.  Pero había de todo (mujeres, varones, jóvenes, ancianos, lind@s, fe@s, etc.).  Sin embargo, eso no es nada.

Con mi perfil falso de facebook, comencé a intentar darme algunos lujos que no puedo hacer con mi rostro –virtualmente- verdadero.
Digo cosas hirientes, promulgo banalidades, comento guarangadas y el resultado es siempre positivo.
Comparando un poco los hechos, me doy cuenta de que cuando yo –Agustín Gras- posteo algo totalmente válido para mí, a veces más, a veces menos, se genera controversia.  Siempre hay alguien que me discute y siempre hay alguien que intenta “ponerme en mi lugar”.  Ahora… cuando con mi perfil falso (perfil cuasi-griego, diría –por el rostro que lo adorna-) comento idioteces, nadie duda en clickear “me gusta”.
Uno pensaría que son sólo los homosexuales los que intentan ganarse mis favores (los favores de mi personalidad falsa), pero no.  Las mujeres también lo intentan y no sólo las feas.  Las hermosas también.

Cada tanto entro en mi perfil falso a poner alguna frase hueca.  Casi instantáneamente proliferan los “me gusta” y hasta incluso recibo algunos comentarios de aliento y felicitaciones.
Como “Agustín Gras” no puedo hacer tal cosa.  Debo esperar a que los amigos se quieran tomar el tiempo a leer lo que sea que quise publicar.  Si no les gusta, a veces me lo dicen, otras veces ni siquiera se molestan.  Los que me clickean “me gusta” son siempre los mismos 6.

Como fuere, creo haber descubierto la cura contra la belleza de una mujer preciosa: Ser un hombre hermoso.
He notado que cuando me disfrazo de “hombre hermoso” (cosa sólo posible en facebook) puedo decir y hacer lo que quiera y nadie se me opone.  Los dictadores del mañana saldrán de alguna agencia de modelos.
No concibo la posibilidad de que de hecho la gente sea estúpida y sólo clickee “me gusta” ante las “huecadas” que digo siendo otro de mis tantos “yo”.
Prefiero pensar que la belleza obnubila, atonta –y atenta contra- el buen criterio.  Prefiero pensar eso a creer que mis palabras no son las palabras para sus oídos.  Prefiero creer en la magia de la hermosura antes que en el hechizo de la estupidez masificada.

Lamento comunicar, estimado lector, que si así está la cosa, lo único que queda por hacer es rogar por que la tecnología avance lo suficientemente rápido como para que mudar de piel sea tan fácil como cambiar la foto del perfil.  De otra forma, los feos serán los esclavos del mañana y los lindos jamás notarán la diferencia.

miércoles, 13 de julio de 2011

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE



‎-“¿Qué te pasa? Estás muy raro últimamente, Agustín” -me preguntó La Vida con cara de desconfianza. Vacilé en contestar. Tardé unos segundos en poder enunciar alguna palabra. –“Nada, nada” –le contesté.
La Vida se quedó mirándome en silencio durante algunos segundos. Me interpelaba con la mirada, como invitándome a decir la verdad. Yo me hacía el distraído. Simulaba revisar algo en mi celular.Finalmente, La Vida se me acercó despacio y se detuvo a una distancia prudente. Me dijo: “mirame a la cara”. Con ojos culposos accedí a su demanda.-“Vos no estarás saliendo con otra, ¿no?” -Me preguntó decidida.-“¡Ay, no! ¿Cómo se te ocurre, Vida? ¿Co… con otra? ¿Qué otra? Dejate de joder, no seas paranoica” -le contesté sin demasiada convicción y sin muchos artificios. Mi respuesta fue automática. Le mentí porque debía hacerlo, pero no porque quisiera. Le mentí porque está en el manual, porque es regla general negar todo.En el fondo, ahora me doy cuenta de que quería decirle la verdad. Deseaba que me volviera a preguntar nuevamente lo mismo, para poder escupir cada palabra sin ningún tipo de tapujes. La culpa me estaba matando.Sin embargo, fue ella quien se mostró culpable. Al menos, se veía arrepentida. –“Disculpá. No sé por qué te pregunté eso, pero estás raro, Agus”.Decepción. Es la única palabra que se me ocurre para describir mi estado de ánimo en ese momento. Decepción. Ansiaba, deseaba que insistiera. Quería decirlo todo, pero La Vida decidió dejarme en paz. Siempre fue así. Siempre me dio lo que ella creyó que era mejor para mí. Siempre se lo agradecí en la mejor forma, pero esta vez era distinto. Esta vez la vida no me entendió. Hizo lo mejor para ella, sin saberlo.Lo que La Vida ignoraba, era que poco tiempo atrás, yo sí había conocido a otra. Dijo llamarse La Muerte, aunque sus amigos le tenían otros apodos. A mí me gustaba decirle La Muerte. No le tuve nunca demasiada confianza.Es difícil comparar La Vida con La Muerte. Son casi idénticas. Sin embargo respondo a ambas en forma distinta.La Vida me enseñó a gozar de nuevos placeres con las mismas cosas. Pero llegado un punto, la sorpresa constante de las cosas estáticas me aburrió un poco. Llegado un punto, la sorpresa constante no me sorprendió más.La Muerte, por su lado, me enseñó a gozar los mismos placeres con cosas distintas.Cómo llegué a conocer a La Muerte, es todavía un misterio. Recuerdo que la vi de lejos, coqueteando con un par de malos muchachos. O al menos se veían malos.Ella levantó la mirada y me sonrió. Por timidez, desvié la mirada. Sin embargo, cuando quise verla de reojo, noté que ella se me acercaba, todavía sonriente. Confiada y segura de sí misma.-“Hola” –me dijo. Yo no le contesté. Me quedé tieso, atónito por su hermosura. Pensé que querría pedirme fuego, la hora o preguntarme alguna dirección. La miré fijo, esperando una pregunta.-“Uf… otro tímido” –exclamó para sí. –“Está bien, me gustan los tímidos” –dijo- “Específicamente, ahora me gustás vos” –expresó con voz de locutora.Yo comencé a temblar.-“Sé que tenés ganas de alocarte un rato, a pesar de esa cara de ingenuo que tenés” –acotó riendo. Su risa era sensual. Sofisticada. Tras cada pequeña carcajadita, hacía un pequeño suspiro agudo, como tomando aire. Esto hacía que se le inflara el pecho, resaltando su busto. Me excitaba verla reir.Bajo la consigna “vamos a un lugar más tranquilo”, procedimos a ir hacia su casa. No era una chica que anduviera con vueltas.Cuando hube de recobrar la compostura, finalmente reuní el coraje para comenzar a hablar. Tal vez no debería haberlo hecho. Ya me han avisado que tiendo a arruinar los buenos momentos.-“¿Por qué a mí?” -le pregunté- “¿Qué me viste?”-“Honestamente, no sé” –contestó- “No sos la clase de tipo que más me atrae. Pero tenés algo, un no se qué. Además… ¿Por qué no?”Esa pregunta era matadora. “¿Por qué no?” Hasta el día de hoy no tengo una buena respuesta para eso.Así comenzamos. Pero poco a poco fui notando que a La Muerte no le gustaba yo. Yo era –para ella- una especie de desafío. Ella quería ver hasta qué punto podría corromperme. Hacerme hacer cosas que yo no quería hacer.Le conté de mi relación con La Vida y me contestó que La Vida ya me había dado todo lo que tenía para dar. Que ella, en cambio, tenía eso nuevo que yo estaba buscando. Evidentemente, La Muerte era una manipuladora experimentada. Me dijo que si de hecho mi relación con La Vida fuese tan fuerte, yo no habría accedido a ir a su casa aquella noche de otoño.Debo admitir que las cosas que La Muerte me obligaba a hacer, escapaban a todo registro de lo coherente. Iban más allá del bien y del mal. Eran excitantes, riesgosas y generaban altas dosis de adrenalina. Pero La Muerte no me amaba. Eso era evidente. La Muerte se entretenía conmigo. Jugaba conmigo. Pero no me amaba. Yo era su esclavo. Su obediente y entrenado esclavo.La Muerte decía incluso, cosas sin argumento. Charlaba conmigo de cuestiones triviales y sin embargo, yo la escuchaba con demasiada atención. Hallaba fascinante su trivialidad, su frivolidad y su superficialidad. Sabía que tras esa máscara de “hueca”, La Muerte encerraba un misterio que nunca nadie llegó a conocer. Sabía que a pesar de muchas cosas, La Vida jamás podría darme lo que podía darme La Muerte. El tema es que La Vida quería dármelo todo y La Muerte me lo negaba. Me fascinaba el desafío. Cometí el error de tomar por seguro a La Vida. La Muerte me interesaba más. Yo ansiaba invertir los roles, convertirla en mi esclava, ser su amo y señor. Pero La Muerte no se deja seducir por cualquiera. Seduce a muchos, pero son pocos quienes logran llamar su atención.La Muerte estaba todos los días con alguien distinto. Y se encamaba con todos, excepto conmigo. Me invadían los celos y ella lo sabía. A mí sólo me prometía lujuria a futuro, si hacía lo que ella quería. Su juego comenzó a hartarme y con el tiempo fui negándome a sus exigencias. Cuando finalmente me puse firme y logré decirle “ya basta”, ella mostró su faceta más caprichosa y malcriada. Me dijo que yo no estaba listo para estar con ella y que era realmente aburrido estar junto a mí.Eventualmente La Vida se enteró de esta historia y confesó que se imaginó cualquier cosa menos eso. Dolida, me dijo que me amaba pero que lo que yo le había hecho era imperdonable. Que lo que ella tenía para dar merecía ser respetado y mi estupidez la hizo sentir una idiota.Y fue así que, al fin de cuentas, me quedé sin el pan y sin la torta. Hace poco conocí a otra chica. Dice llamarse Anhedonia y tiene un hermano mellizo llamado Aburrimiento, que es un tarado mental; el hijo de puta insiste en juntarse conmigo.Anhedonia es pegajosa, codependiente y quiere estar conmigo las 24 horas del día. Cuando no estoy con Anhedonia, estoy con Aburrimiento, quien no puede dejarme en paz. Ambos son bastante rompe-huevos, pero la verdad, no me importa.Hoy una chica nueva me agregó al Facebook. Se llama Distimia. En cuanto la encuentre online, la voy a chatear un rato, simplemente para ver qué onda…

sábado, 9 de julio de 2011

LA VENGANZA DE LA GORRA

PREÁMBULO

Concibo las relaciones como concibo una ciudad.  Con sus calles, con sus atajos, con sus caminos lindos y feos, sus bifurcaciones, etc. 
Tras haber vivido en Córdoba toda mi vida, tengo que admitir que aún me resulta imposible orientarme correctamente.  Tengo una inhabilidad demasiado grande para generar mapas mentales y para recordar direcciones.  Es uno de mis tantos defectos.
Siendo que la ciudad entera está señalizada y aún así me cuesta trabajo encontrar los lugares a los que quiero llegar, demás está decir que en los “caminos” que hay que recorrer en ciertas cuestiones sociales, mis problemas se acentúan.  Uno nunca sabe qué sendas recorrer para congraciarse con alguien.
En lo referente al sexo –y siguiendo esta línea de pensamiento- tengo un problema enorme.  Pero este problema en particular, es un problema que comparto con muchos de mi especie.
Soy de la idea de que para esta clase de cuestiones, la gente debería venir con un GPS integrado. 
¿A quién no le pasó alguna vez, en su camino hacia un encuentro sexual, dar un giro equivocado en algún lado y hallarse atascado en el vecindario “amistad”?

Pero “Amistad” no es un vecindario cualquiera, no.  Es un vecindario peligroso, de esos que uno no se anima a transitar de noche.  Es un lugar laberíntico en donde uno puede entrar por error sin volver a ver la luz del sol jamás.
En los umbrales de esta “dimensión”, grabada en piedra, se puede hallar la misma leyenda que Dante Alighieri le atribuyó a las puertas del infierno: “ABANDONE TODA ESPERANZA, AQUEL QUE AQUÍ ENTRE”

Demás está decir que estas “amistades” son sólo transitorias y no están destinadas a durar.  No porque al fin de cuentas uno consiga lo que de hecho estaba buscando, sino porque se fundan en la base de la esperanza.  La esperanza de que algún día pase algo.  Pero “algo”, nunca pasa.
Es sólo cuestión de tiempo hasta que en tu rango perceptivo aparezca otra mujer con quien una nueva esperanza pueda renacer.  En ese momento, se pierde total interés en la actual “amiga” (incluso se pierde el interés amistoso) y te dedicás por completo a tu nuevo objetivo.
Siendo que las más de las veces estamos destinados a tropezar con la misma piedra, las chances indican que terminarás con una nueva amiga transitoria hasta que aparezca una nueva fémina a la cual abocar tus esfuerzos y así ad-infinitum.

Todo esto que acabo de describir, no se basa en estudios fenomenológicos, sino en la pura experiencia.
Y esta experiencia, para variar, tiene una historia prototípica de la cual se desprende; y la historia… es ésta:



PARTE I

Tiempo atrás, antes de cambiar de “Alma Máter”, intenté estudiar psicología en la Universidad Nacional.  No hace falta que describa mis vicisitudes allí, pero lo único que voy a destacar, es que no entendía nada.  No cazaba un fútbol, todo me sonaba netamente teórico y me era difícil anclar lo estudiado con la realidad.
Tal vez por eso, cuando las amigas de una de mis compañeras me dijeron –refiriéndose a ella- “no le des mucha bola, es medio histérica”, yo me imaginé cualquier cosa menos una histérica.
Me imaginé una histérica a lo Freud (con parálisis en los miembros, con ataques repentinos, etc.).  Me imaginé una histérica a lo Charcot (con retorcijones y convulsiones, etc.) Me imaginé cientos de cosas, excepto una histérica como comúnmente se las conoce.
Un día tuve que acompañar a la susodicha a su departamento, en donde me relató las desventuras de su vida.  De cómo nadie la quería, de cómo estaba sola, de cómo se llevaba “mal” con su novio (que estaba lejos) y de cómo hacía poco había gorreado al pobre bastardo, con un tipo al que había conocido en un boliche una noche.  De este tipo, del que conoció en el boliche, se había “enamorado”, pero el muy “maldito” jamás la volvió a llamar.  Cada tanto tenían de esas noches juntos, pero el tipo no le daba mucha bola que digamos.  Esto la tenía mal.

La tarde se hizo noche y la noche se hizo madrugada.  Cuando me quise ir, se largó a llover.  Yo exclamé “uh… ahora no voy a conseguir taxi y tengo que caminar bajo la lluvia”.
Mi compañera preguntó “¿Por qué no te quedás a dormir y te vas mañana?”
Viendo que mi compañera no tenía sofá, le eché un ojo a su habitación en donde pude observar que sólo tenía una cama de una plaza.  Le pregunté “¿en dónde?” y contestó “conmigo”.
Siendo que yo no sólo no entendía nada de psicología, sino que tampoco entendía de mujeres, pensé que quedaría mejor de mi parte decirle “no te hagas drama, yo camino… igual me gusta caminar en la lluvia, así que me voy”.  Y eso hice.  Pronuncié esas palabras y me fui pensando (equivocadamente) “ahora va a pensar que soy todo un caballero…”

Antes de que me fuera, me hizo prometerle que volvería al día siguiente para almorzar con ella, porque no quería estar sola.  Yo, la verdad, estaba demasiado alegre al respecto –porque la chica me gustaba- así que le dije que sí.  Obviamente, cumplí.
Mis visitas a su casa comenzaron a hacerse frecuentes y al poco tiempo ya éramos amigos íntimos.  Ella me hablaba de “Javier” (nombre cambiado para salvar las apariencias) el chico que conoció en el boliche y de los mensajes que se mandaban, las charlas que tenían por teléfono, las chicas con las que ella lo veía, etc.
Un día me invitó a su cumpleaños a celebrarse en no sé qué boliche de Nva. Córdoba.  Asistí, conjuntamente con algunos de sus amigos.
Al entrar al recinto, me percaté de la presencia de uno de los famosos “gorreros” (individuos descritos en la historia anterior).  El gorrero entró acompañado por un reducido grupo de chicas en extremo hermosas.  Él tenía las manos en los bolsillos, sacaba pecho y lucía su gorra orgulloso.
Yo lo miraba con envidia, las lindas lo rodeaban, él era totalmente indiferente, pero lo peor, el puñal en el pecho, me lo dio mi amiga cuando me dijo –señalándolo- “ese es Javier”.

-         “¿¿¿CÓMO??? ¿¿¿El… el… el de la gorra???”
-         Sí, ese es él.
-         Pe… pe… pero… Vicky!! (otro nombre cambiado) ¡tiene cara de mono y usa gorra adentro del boliche! ¿qué le ven?
-         Tiene mucha labia (chamuyo), Agus.  Mucha Labia…


PARTE II

Yo no lo podía creer.  Yo, que me consideraba bueno en el uso del lenguaje castellano, justo a mí me vienen a decir que un tipo con cara de mono y gorra blanca es atractivo por cómo “habla”.  ¡Qué injusticia!
Me quedé mirándolo, durante gran parte de la noche.  Intenté descubrir sus secretos, otra vez, en vano.
Yo me moría de envidia –por las chicas que el tipo este se llevaba- Mi amiga también, por el mismo motivo.
“Vicky” me dijo: “no aguanto más, Agus, no me puede hacer esto, no puede estar con todas así al frente mío y ni saludarme”.
Yo, siendo varón, sabiendo lo que nos molesta a los varones, comencé a gestar mi “maquiavélico” plan.

-“¿Lo querés de vuelta?” –le pregunté a mi amiga-
-Sí, obvio –contestó ella-
-Bueno, vení conmigo –le dije, sujetándola de la muñeca-  Ella se resistió a moverse.

-¿Qué vas a hacer, Agus? –me preguntó- ¿Qué le vas a decir? ¡Por favor, no le digas nada!
-Tranquila, confiá en mí.
-¡Pero decime qué vas a hacer, no quiero que le hables!
-No le voy a hablar, quedate tranquila, vos confiá y vas a ver que esta noche lo tenés de vuelta.
-¡Ay, no, por favor! Me da miedo lo que vayas a hacer, ¡¡no metas la pata, Agustín!!

A estas alturas, yo ya la había soltado, viendo su reticencia a moverse de su sitio para ir más cerca de donde él estaba.  En eso, veo que el gorrero se retiró hacia el baño.  Aproveché para decirle a mi amiga “vení conmigo”.
Nuevamente la tomé por la muñeca y me la llevé hasta las cercanías del baño.  Me le quedé muy cerca, como si estuviésemos hablando íntimamente y esperé a que el mono con gorra saliese tras haber respondido al llamado de la naturaleza.

Mi amiga comenzó a exclamar en tono iracundo:
-¡Qué hiciste, Agustín! ¡Nos acaba de ver y va a pensar cualquier cosa! ¡Ahora no me va a hablar nunca más! ¡Se va a re-embolar!
-Vicky, en serio… vos confiá en mí que esta noche lo tenés de nuevo.  Ahora me voy y después me contás cómo termina todo ¿si?

Me despedí de mi “amiga”, me despedí de sus amigos y procedí a retirarme del boliche pensando en que si lo que había pasado de hecho funcionaba, yo iba a quedar como el tipo que se las sabe a todas y es super-inteligente, etc. etc. etc.
Equivocado otra vez…

Al otro día, tras despertar, revisé mi correo electrónico y para mi sorpresa tenía un e-mail de mi amiga que decía algo así como que me agradecía eternamente lo que había hecho, que a penas me fui, el mono con gorra (Javier) la encaró para preguntarle si ya lo había cambiado por otro, etc. etc. etc., que les contó a sus amigas acerca de lo que yo había hecho y que quedé como el “rey de la noche” (sea lo que sea que eso signifique).
Ahí comencé a notar una falencia en mi proceder (sí, yo aprendo lento).  A ver si entendí:

Yo, para variar, volví solo a mi casa.
El otro se llevó a las lindas y se llevó a mi amiga –gracias a mí-

Mmmmmm… hay algo que no cierra.
Bueno, como fuere, no recuerdo muy bien qué pasó en el medio.  Sé que con esta amiga hablé muy poco a partir de aquel momento hasta que un día me llamó para tomar un café.  Insistió mucho en que fuera en una cafetería en particular.  Una vez dentro, me confesó que al frente de la cafetería, vivía Javier y ella quería que él nos viera de nuevo juntos, por lo que me propuso pasearme con ella ida y vuelta por el barrio hasta que finalmente el tipo se enterase de que ella “estaba conmigo” ¿?
Mi paciencia tiene un límite y mi estupidez también.  A eso no accedí, le dije que no iba a funcionar, charlamos dos o tres pelotudeces más y luego me fui para nunca más volver a hablar con ella fuera de clases.

COROLARIO

Derrotado y humillado, decidí dedicarme a lo que yo mejor hacía: Jugar al Mortal Kombat.
Una tarde, con unos amigos, uno de ellos me preguntó si conocía a alguien que pudiera ganarme.  Le dije que no.
Otro de ellos afirmó conocer a alguien que quizás me diera una pelea pareja –y podría incluso llegar a ganarme-
Canchereando, le dije “traelo”.  Concordamos una fecha y en el día pautado el timbre sonó alrededor de las 5 de la tarde.
Para mi espanto vi a mi amigo usar una gorra de un color que no recuerdo, parado junto a otro sujeto que vestía una gorra blanca.
Comenzamos a “jugar” (competir) y la cosa estuvo pareja.  Durante varias batallas, los triunfos se turnaron.  Una vez yo, otra vez él y así sucesivamente.  Hasta que al fin, hartos del eterno “empate” dijimos “hagamos RANDOM y peleamos con el que nos toque.  El que gana esta, gana todas”. 
Aceptado el desafío, tuve la buena suerte de que me tocó por azar mi mejor peleador.  A él le tocó el peor de todos.
Yo –agrandado y confiado- exclamé “ah noooo… si me ganás con Johnny Cage, yo usando Scorpion, te declaro campeón mundial y no se discute más”.  Él aceptó.
Ganamos un round cada uno y fuimos al tercero.  Ambos en “DANGER”.  Intenté hacer una jugada sucia, pero el gorrero se anticipó y me mandó al muere. 
Esta anécdota todavía me la recalca cada vez que nos vemos…
La venganza de los gorreros fue terrible.  Me dieron donde más me duele.  No sólo se llevan a todas las chicas, sino que mandaron a uno de los suyos para despojarme de lo que más me gustaba y por eso… los cago odiando.