sábado, 8 de agosto de 2009

LAS MUJERES SÍ SON OBJETOS...

Antes de aventurarse a sacar conclusiones apresuradas, es mejor aclarar lo antes posible el significado del título...
A todos aquellos que hayan venido aquí buscando una periódica cuota de machismo, mucho me temo que hoy voy a tener que enviarlos a casa con las manos vacías.
Sosteniendo que "las mujeres son objetos" ¿quiero decir con esto que puede uno hacer lo que le venga en gana con ellas? ¿que son elementos prescindibles y desechables que podemos utilizar a nuestro antojo? A estas y a otras tantas preguntas similares, mi respuesta es en efecto, un contundente "NO". Las mujeres son un objeto, sí. Pero al igual que en cualquier ciencia que se denomine epistémica y se jacte de serlo, hay que recalcar y sintetizar lo más posible el alcance y la naturaleza del objeto en sí. Por tanto, me gustaría puntualizar lo siguiente: Las mujeres son un objeto, pero objeto de deseo.
A cualquiera de ellas que lea esto último y se sienta ofendida, realmente la exhorto a que ahonde en su memoria y trate de asir aquel recuerdo vinculado a alguna vez que haya estado más de 20 minutos tratando de combinar la ropa, o dejar la "mercadería" lo más visible posible en aras de atraer a un espécimen masculino.
Pero sin entrar de momento en la casuística, me interesa por ahora poder simbolizar mi exposición en un matema que defina simbólica y simplemente lo aquí establecido. Contamos de momento con tres elementos en la ecuación; hemos establecido hasta aquí, sólo uno de ellos: a la mujer como objeto de deseo. Pues bien, todo objeto de deseo necesita imperativamente de un sujeto deseante y por supuesto, de un tercer elemento al que llamaremos, a falta de un término sinónimo, deseo en sí.
Este último elemento puede ser considerado por muchos filósofos y psicólogos como aquel que despierta la mayor cantidad de dudas, intereses y cuestiones.
Como yo no soy uno de ellos, y como todo aquel que ha llegado a este blog quiere oír (leer) acerca del comportamiento femenino, vamos a remitirnos de lleno al papel que cumplen las féminas a este respecto. Parece ser que un nuevo aspecto de su psyche ha sido revelado.
En el manejo que hacen de la realidad, un gran porcentaje de mujeres parecieran operar sin tapujes en una fantasía que ansían compartir, en donde ellas son buscadas, deseadas, propuestas por su parte como NO deseantes (ellas no buscan a nadie; ellas únicamente son buscadas) y lo llamativo del caso, es que no sólo están convencidas de ello, sino que buscan por todos los medios, desdoblar la realidad para hacerla encajar, ante los ojos de los demás, como la única verdad posible. A tal punto han de llegar estas hembras, que cuando sienten atracción por un macho, quieren hacerle creer que es él el interesado y no a la inversa.
No se trata aquí de un plan macabro, sino que ellas mismas parecieran no tolerar o encontrar insoportable el hecho de desear a alguien que tal vez (y sólo tal vez) no las desee recíprocamente.
Ante el caso de que una mujer de esta índole invite a un hombre a una especie de "cita", ella diría algo como por ejemplo: "estaría bueno salir a tomar algo algún día, ¿no?" El hombre, en su continua e ininterrumpida búsqueda por sexo, argüiría: "sí, estaría bueno". Y días después, ella le diría al sujeto en cuestión: "¿cuándo vamos a salir a tomar ese trago QUE ME INVITASTE?". El hombre generalmente, abrumado ante la eventual posibilidad de intercambio de fluídos, ni en su más remoto nivel de introspección se pondrá a evaluar el acto que aquí está llevándose a cabo.
Está (o estuvo) en una posición única de sostener aunque sea por 5 minutos, la sartén por el mango. La mujer lo quiere, lo necesita, lo desea... por única vez en su historia, él tiene algo que ella quiere, pero ella es más rápida. Revierte la situación y la vuelca a su favor. Así como cuando el conejo simpático de la WB discute con el malhumorado pato de la misma productora, a modo de...
-Conejo: Que sí
-Pato: Que no
-Conejo: ¡Que sí!
-Pato: ¡Que no!
-Conejo: ¡¡Cuando digo que no, es no!!
-Pato: Pues he dicho que sí y cuando yo digo que sí, es sí y voy a hacerlo, voy a saltar del precipicio, porque he dicho que SI.
Pero rara vez, esto al hombre le importa. De hecho, casi nunca. Mientras el hombre consiga lo que desee, está todo bien y ella puede vivir la "mentira" que desee (mentira entre bastardillas, puesto que para la mujer se trata de una realidad inexpugnable). Nadie recibe daño alguno.
Otro es el cantar cuando la mujer esparce, a espaldas del hombre/víctima, una "realidad" que no es tal, salvo en su propio mundo subjetivo. El hombre pasa entonces, desde el punto de vista de la mujer (y sus oyentes) a encarnar el papel de perseguidor, acosador, calentón y demás dengues. La mujer suscita o mantiene una historia con un hombre. Hay (o no) encuentros sexuales, eróticos y sensuales. Intercambio de mensajes de texto, algún susurro erótico, de parte de ella y una respuesta por parte de aquel, etc. Si ella manda un sms, él se lo contesta. Si ella comienza una charla subida de tono por chat, obviamente, él responde y así sucesivamente... ¿pero cuál es el problema con esto? Que ella corre a relatar los hechos, según su conveniencia. Ella cuenta que es él el que escribe sms, el que la busca por chat, el que le hace comentarios, en definitiva, la pasiva víctima de todos sus acosos. De pronto, él se convierte en uno de esos hombres que no entienden un "no" (un "no" que por demás, jamás existió). Ella lo incita, y él sólo se atiene a responder según sus instintos... pero ella cuenta lo contrario. Es él el activo, el que no cesa, el que no se detiene ante nada, puesto que implícitamente lo que ha de entenderse, es que ella es taaaaaaaan deseable, que tal locura parece razonable. Ella porta tal belleza y galanura, que cualquier hombre al vislumbrarla pierde todo tipo de razón cívico y comportamiento social aceptable. El ya no es un humano, es un alienado a la hermosura ajena, hermosura que por demás le está "eternamente negada" (según palabras de la mujer), sin importar si la noche anterior esta pareja de víctima y victimario se estuvieron fusionando en uno, a través del más fogoso acto sexual. Por supuesto, ella a eso no lo cuenta, no. ¿Cómo sería pensable en el mundo de tal mujer perfecta, reconocer abiertamente que ha mantenido relaciones sexuales?
Ella vive la fantasía de ser pura e inmaculada... a su vez, se sostiene como la mejor amante. Cree ser un terremoto en la cama, pero jamás tocada, siempre deseada, pero inaccesible, etc, etc, etc...
Y aquí es donde los hombres empezamos a elevar la protesta al cielo. Es aquí donde yo insto a mis compañeros de género a que presten más atención. No permitamos que lo que "Mónica" (pseudónimo) le hizo a "J.J. Metro" (otro pseudónimo), se repita. "Mónica" encamose con J.J. Metro. Mónica engañaba a su novio con J.J. Mónica se interesó por él, lo buscó, lo llevó a la cama, le prometió más noches de pasión y hasta la fecha le manda por mail, ciertas fotos suyas de su escultural cuerpo desnudo. J.J. espera, impaciente, un encuentro para su descarga seminal. Mónica relata los hechos en el ambiente de trabajo: "No sé qué le pasa a J.J... está obsesionado conmigo, no sé por qué... si yo no le hablo..." y así sucesivamente. Por supuesto, J.J. recibió órdenes explícitas de Mónica de no decir palabra acerca de los encuentros sexuales... ¿qué pensarían de ella si supieran que no es la dócil y perfecta novia que dice ser...? J.J. tratando de no ofenderla, mantiene el secreto. Ella no. O más bien, lo mantiene a medias. Ella se reserva los relatos de sus acciones. Las re-acciones de J.J, son contadas con lujo de detalles. Algunos de ellos, hasta exagerados en demasía. Pero todo trabajo de oficina es peor que pueblo chico. Todos oyen todo y nadie se guarda nada. J.J se entera de los comentarios y estalla en furia. Comenta su versión de la historia y hasta tiene las pruebas para demostrar su veracidad.
Hace larga data que Mónica no es parte del "crew" de la ofi, pero las repercusiones de su fantasía mental todavía vibran en los ojos muertos de J.J. que desde hace algún tiempo, odia, al igual que yo, todas esas pequeñeces que hacen de ciertas mujeres, lo más despreciable sobre la tierra.
La verdad es una y originaria, a disposición de quien la busque y desee de verdad hallarla; apelando un poco a ciertos ardides, traerla a la luz no debería de resultar problemático, pero cuando se trata de extraer una verdad femenina, uno debe estar dispuesto a enfrentar las doce tareas que algunos sostienen fueron impuestas a Hércules y otros a Heracles, pero que sin ninguna duda son obra y gracia de Hera... la más celosa, desagradecida, vengativa y quejosa mujer que nos haya brindado cualquier mito, historia o religión.
Quedándome por ahora en esto de la "cultura" griega, quiero adelantar que en mi próxima entrega, revelaré cómo la mayéutica puede ser utilizada a la hora de lidiar con las mujeres que nos instan a adoptar una postura defensiva ante sus armas de seducción. Para ir cerrando la idea, quería comentar lo siguiente.
En cuanto a deseo se refiere, la mujer puede o no, representar cierta postura, ya sea como deseante, ya sea como deseada. Argumentos en pro y en contra se han mantenido verosímiles en tanto la mujer es o no, cierta clase de objeto. Lo que nadie puede rebatirme, es que son unos aparatos bárbaros.