jueves, 9 de febrero de 2012

EL VIAJE DE TESEO

Y puesto que su amada tenía una mente retorcida, él temió perderse en los inextricables pasajes de su histeria. Mas muy pronto halló nuestro héroe la punta del hilo de Ariadna; pero en contra de todo instinto de supervivencia, no siguió su rastro, sino que jaló de él. Extrañamente, fue así que se descoció el laberinto, cual si fuese un pullover de mala calidad.

El minotauro es otra historia. El minotauro era sólo otro sujeto al que ella le había puesto los cuernos y luego hizo correr la bola de que era él el malo del cuento.
Porque así, mi amigo, procede la histérica.

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